Cuando Demóstenes, afamado orador ateniense, se percató de que el implacable Filipo de Macedonia se proponía invadir Atenas, se sirvió de cuatro discursos para advertir a sus conciudadanos del peligro que corrían. Los discursos contenían cuatro oraciones conocidas como “Filípicas”, por estar dirigidas contra Filipo. A continuación el texto: <<El poder de Filipo no tiene porvenir, pues es imposible que el perjuro, el mentiroso, el injusto, posea gran poderío por mucho tiempo. El tal resiste por poco tiempo, pero al fin queda desenmascarado y se arruina. Pues así como en una casa, en un buque o en una construcción las partes inferiores deben ser más firmes, así también el principio y fundamento de las acciones ha de ser verdadero y justo. Mas este no es el principio y fundamento de Filipo>>. Desde entonces, según Carlos Fisas, se llama filípica a toda reprensión severa o censura acre.
HAZ CLIC PARA COMPARTIR: