El mundo del deporte se viste de luto tras el fallecimiento del Papa Francisco, ocurrido el 21 de abril de 2025 a los 88 años. Más allá de su rol como líder espiritual, Jorge Mario Bergoglio fue un apasionado del fútbol y un ferviente seguidor del Club Atlético San Lorenzo de Almagro, donde era el socio número 88.235.
Por redacción Escarabajo Digital.
21 de Abril 2025
Su amor por el deporte no solo se limitó a las gradas; Francisco veía en el fútbol una herramienta de integración social y un reflejo de valores como la solidaridad, el trabajo en equipo y la humildad. Durante su pontificado, recibió a numerosos deportistas y equipos, destacando siempre la importancia de la ética y el juego limpio.
La noticia de su muerte, causada por un ictus cerebral fulminante, ha generado una ola de condolencias en el ámbito deportivo. Lionel Messi expresó su pesar, agradeciendo al Papa por "hacer del mundo un lugar mejor". El Club Atlético San Lorenzo publicó un emotivo video en homenaje a su hincha más ilustre. Equipos como la Unión Deportiva Las Palmas, Atlético de Madrid y Real Zaragoza también se sumaron a las muestras de respeto.
Francisco entendía el deporte como una escuela de vida. En diversas ocasiones, enfatizó que la práctica deportiva debía centrarse en el desarrollo integral de la persona, promoviendo la inclusión y combatiendo la discriminación. Su visión trascendía el campo de juego, abogando por un deporte que fomente la paz y la fraternidad entre los pueblos.
Su última aparición pública fue el 20 de abril, durante la bendición Urbi et Orbi en la Plaza de San Pedro. A pesar de su visible debilidad, su mensaje fue claro: "No puede haber paz sin libertad de religión, libertad de pensamiento, libertad de expresión y respeto por las opiniones de los demás". Palabras que resuenan con fuerza en un mundo que busca unidad y comprensión.
El Papa también dejó instrucciones precisas para su funeral, solicitando ser enterrado en una tumba sencilla en la Basílica de Santa María la Mayor, sin decoraciones especiales y con la única inscripción: "Franciscus". Un gesto que refleja su humildad y coherencia con los valores que promovió durante su vida.
El legado de Francisco en el deporte es imborrable. Su enfoque humanista y su pasión por el fútbol lo convirtieron en una figura querida y respetada por atletas y aficionados de todo el mundo. Su vida nos recuerda que el deporte, más allá de la competencia, es una herramienta poderosa para construir puentes y fomentar la solidaridad.
Hoy, el deporte despide a un hincha del alma, un Papa que supo ver en cada juego una oportunidad para enseñar y unir. Su ejemplo perdurará en cada cancha, en cada gol y en cada gesto de fair play que inspire a las nuevas generaciones.
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