22 de Abril 2025
El mundo se encuentra hoy ante una nueva situación geopolítica que tienta a muchos a hablar hasta de un nuevo Orden Mundial. El desempeño diplomático de las grandes naciones (China, Rusia y Estados Unidos), la emergencia del bloque BRICS como un espacio capaz de aglutinar cada vez más miembros y la presión que éste ejerce para desplazar lo que queda del dólar como patrón monetario internacional ( Bretton Woods 2.0), las constantes denuncias de que de que Estados Unidos publica un PIB falso, que su industria se está ralentizando y que su educación escolar es deficitaria, sumados a los alardes de superioridad bélica de Putin y el vaivén de la política exterior de Trump dejan a todos preguntándolos ¿de quién es el postureo?
Entretanto, nosotros, habitantes de un país carente de peso específico en el desempeño geopolítico de esta coyuntura, deberíamos ponernos a recaudo de entrar al escenario del debate como no sea para asumir una actitud prudentemente defensiva ante las cuestiones manifiestamente perjudiciales que de ello se deriven para nuestro país. Y, en el plano individual, resistir la estimulación del morbo que producen en algunos las supuestas superioridades de Oriente sobre Occidente, recordando no solo nuestra ubicación geográfica, sino también el saldo de nuestros lazos tradicionales con los Estados Unidos de América, deducido, en primer lugar, del componente de nuestra diáspora en aquella nación cosmopolita y, en segundo lugar, del aporte de ésta a nuestro PIB.
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